PARA preparar a mís amables lectores con la hístoria anterior al hecho de la reedificación, concreté en los dos capítulos anteríores, los momentos históricos del asalto y la destrucción de la Ciudad,
El año de 1913, el Ayuntamiento de San Sebastián acordó conmemorar tan infausta fecha de 1813, unida a la de la reedificación, que fué inmediata. Al llegar el centenario y recordar aquel San Sebastián hístórico y comercial. Al de los palacios de Oquendo. Las grandes casas en piedras sillares levantadas, de los Engómez, Blancaflor, Cíudad-Real, y otras más, con toda la urbe, de una Casa Consistorial, primorosa de arquitectura, produce asombro el avance ingente de la Ciudad.
El Ayuntamíento de San Sebastián conmemora esa fecha de 1813, y organiza fiestas que son dignas de la cultura de una capital como la de Guipúzcoa. A la fecha del Centenario unió la del cincuentenarío de 1863. Si la primera fué de resonancía y de exhuberante grandeza, la segunda lleva, a mi juicio, un punto de vista que hoy seguramente cambíaría de aspecto.
Las murallas no debieron haberse derribado. Nunca se oponían al progreso material da la Cíudad. Todo lo contrarío. De este tema me ocuparé en algún otro captíulo. Porque lo de éste se concreta a la conmemoración de la fecha de 1813. En todo caso, lo que conmemoró el Ayuntamiento de 1913 fué la reconstrucción y el derríbo de las murallas.
Cinco años antes del Centenario comienzan ya los trabajos de organización. En 1908 se forma una comisión. La constituyen, en prímer lugar, representaciones de corporaciones, sociedades, círculos y prensa. Ya el año de 1905, don Manuel Martinez Añíbarro, abogado de todos los prestigios, presentó un importantisimo proyecto de Exposición Universal, aprovechando los terrenos del barrío de Amara, y haciéndose prevíamente el relleno, que más tarde se llevó a cabo. Don Manuel Martínez Añíbarro trabajó con indecible entusiasmo porque la Exposición se llevara a cabo. Se le veía días y noches, recorrer las calles de la Cíudad. Tomar notas. Hacer y rehacer planos. Calcular presupuestos... En una palabra: un íntenso trabajo como de una mente y un corazón obsesionados por una idea fija. Cuando se le hablaba de su idea, el entusiasmo llegaba a los más grandes límites. Y efectivamente, de llevarse a cabo aquellas ideas, la Cíudad hubiera, no sólo duplicado en lodas sus actividades, sino adquirido un renombre universal.
La Comisión del Centenario acogió la idea con símpatía y entusiasmo. Considero que la proporción era excesiva, para la potencia económica de aquellas corporaciones. El señor Añíbarro lo comprendió así, y redujo un nuevo proyecto de exposición a térmínos más modestos. Pero a pesar de la grandeza de la idea, no fué posíble llevarse a cabo. Desechada, por lo tanto, la idea del señor Añíbarro. Con efusivas felicitaciones por todos los miembros que componían la Comisión del Centenario, continuó en la preparación de programa más modesto. Pero que en todo momento respondiera al elevado ideal que se había trazado. Que sirviera de ímperecedero recuerdo para todas las generaciones.
Las fiestas comenzaron el mes de julio, para terminar el 10 de octubre. Las sociedades contribuyeron con todos los poderosos elementos de que disponían. Se inició por grandes carreras ciclístas, con los mejores corredores. Carreras pedestres de la vuelta a San Sebastián. Grandes regatas internacionales y nacionales, organizadas por el Real Club Náutico. La gran corrida de la Beneficencía. Las fiestas náuticas en el Urumea, con cucañas, regatas y concurso de natación. Y la inauguración de la Exposición Marítima Oceanográfica, fué el programa de la segunda quincena de julio.
Sigue el mes de agosto. La Sociedad Nueva Plaza de Toros organiza grandes corridas de toros. Y con los días de corrida, simultanean fiestas nocturnas, sesíones de fuegos artificiales, en el parque de Alderdi-Eder. Todo esto, organizado por el Gran Casino de la ciudad de San Sebastián.
Sigue la solemne inauguración de la Exposíción histórica conmemorativa, que se ínstaló en los locales de la antigua Fábríca de Tabacos.
Fué, dentro del sugestivo programa general, el número que dió personalidad característica. Sirvió de ilustración gráfica a todas las gentes. Dió a conocer retratos hístóricos, personajes, edificios y panoramas de la Ciudad. Y fué un conjunto armónico de tal emoción, que a todo donostiarra hizo palpitar en su alma, el sentimiento de amor a todo nuestro pasado, uniéndolo al entusíasmo de todo lo presente.
Porque aquello fué como el patrímonio histórico; cuya transcendencía interior recordaba la generación que entonces vivía. Era la garantía del origen que enorgullece. Y como crédito de pueblo glorioso en su patríarcalismo y en todas sus creencias. Todo su honor. Y en este aspecto, la Exposición históríca conmemorativa, constituyó el mejor número del programa. El que pudo vestirse con todos los atributos de su historia y los grandes resplandores de su belleza. Era como la flor que brotaba de la personalidad moral de generaciones de todo un siglo y de todos los anteríores.
Pues bien; a la Exposición histórica siguen las representaciones de ópera vasca. Número de novedad y de arte personalísimo de nuestra tierra. Número de sentimiento y armonía. Que el divino arte resplandece. Y en los grandes artistas de la raza descubre una personalidad hasta entonces ignorada.
La solemne Salve el día 14 de agosto, y la no menos solemne Misa mayor, se celebra el día 16. Describiremos más adelante. El día 31 se levanta con diana y gran tamborrada tradicional. Y la solemne Mísa de Requiem, en la que ofició de pontifical el Obispo de la Diócesis.
Llegamos al mes de septiembre, cuyo primer número es la ínauguración del monumento conmemorativo. Siguen después: Solemne reparto de premios. Misa de campaña en el Paseo del Arbol de Guernica. Concurso Internacional de Tennís. Conferencías sobre historía local de San Sebastián. Fiesta escolar. Solemne Salve el día siete. Y el día ocho, Tamborrada tradicional por las socíedades de recreos. Y fiesta nocturna en el parque de Alderdi-Eder.
Gran retreta histórica. Se lucen los uniformes de los regimientos que guarnecían la Cíudad durante los primeros diez años del siglo XIX. Del día 6 al día 18. Grandes fiestas y Gran Semana de Arte en el Gran Casino. Y regatas nacionales a vela del 7 al 28, con corridas de toros.
Del 12 al 20 del mismo mes de septiembre, Gran Concurso Hípico Internacional. Se inauguran las ferías en el Paseo del Arbol de Guernica el día 14. Y la Sociedad del Real Aero Club, organiza también, con el mayor entusiasmo, un Gran Concurso Internacional de Aéreo-hidroplanos.
En el campo de Míracruz, se celebra otro Gran Concurso Nacional e Internacional de Tiro. Y el mes de septiembre finaliza sus fiestas, con otro gran festival de gimnasia sueca; una nueva inauguración escolar en Añorga, y la oficial de los dos paseos, República Argentina y Francia.
La últíma parte de tan varíado repertorio de fiestas, termínase con las del mes de octubre, en el próximo capítulo. Y describíré literaría e hístórícamente la característica organización de las más importantes. La forma en que se celebraron y cuanto San Sebastián realzó el Centenarío de la destrucción y reedificación de la Ciudad.
(Adrián de Loyarte)
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