sábado, 4 de abril de 2020

Ingenieros, filósofos y músicos . - El final del Paseo del Príncipe de Asturias.- La compra delmonte Urgull.

 HABÍA ya decidido el Ayuntamiento de la ciudad de San Sebastián la forma de la terminación del paseo del Príncipe de Asturias. Quedó al parecer, de manera definitiva, con la solución de la salida por el paseo llamado de los curas, y las escaleras de bajada, por el muelle de Cay-Arriba, cercano al barrio de la <jarana>.

Pero al Ayuntamiento no le basta con esta nueva y bellísima reforma. Se iniciaba ya en todos sus proyectos, la adquisición del monte Urgull. En el tomo III, cité esta actividad del Ayuntamiento. Pero no completé el trabajo, porque entonces se trataba de consolidar un punto de derecho a favor del Ayuntamiento. Y con esto me bastó. Hoy perfecciono documentalmente aquel problema, y describo el medio urbanístico e intelectual del momento en que se vivía.

A fines del siglo XIX y principios del XX, las ciudades españolas reformaban la cultura en todos sus aspectos. Se aumentan servicios diversos. Se progresa organizando los medios de higiene. Se perfecciona la salubridad, y las calles y construcciones van mejorando sus antiguos aspectos, con métodos de ingeniería y arquitectura de tipo más moderno. Entre todas, la ciudad de San Sebastián camina a la cabeza. Y por sus continuas y sabías reformas, recibe el aplauso, la adhesión y la admiración del Gobierno; de Directores generales de Sanidad; de cuantos han visitado la ciudad de Guipúzcoa.

Con aquella administración municipal, los hijos de este país brillaban en los distintos medios de cultura en que se movían. Los hermanos Otamendi, destacan preeminentemente en trabajos de arquitectura e ingeniería. Y el “metro” de Madrid y la monumental casa de Correos, son una prueba inequívoca del valor extraordinario de aquellos hijos de la ciudad de San Sebastián. El medio constructivo de la capital de España, es un formidable pedestal, que levanta el monumento intelectual de estos grandes ingenieros.

De la ingeniería nos dirigimos al campo del pensamiento humano. La profundidad filosófica se exterioriza con notables publicaciones de guipuzcoanos y donostiarras. Pensar. Meditar y escribir, es la sensibilidad que se adhiere a las grandes exigencias del espíritu. Y la sustancia mental se hace carne viva, en la personalidad intelectual de Javier Zubiri. Catedrático de la historia de la filosofía. Es de los primeros discípulos de don José Ortega. En 1933 escribe su primera obra Sobre el problema de la filosofía y en 1944 su última obra Naturaleza. Historia. Dios.. Y Zubiri es donostiarra.

La restauración escolástica del derecho natural, tiene un discípulo preeminente en el Padre Juan José Urraburu. Urraburu, vizcaíno de nacimiento, convierte la doctrina filosófica, ética y jurídica de Suárez y santo Tomás de Aquino, en la exposición más clara y brillante de su ser. Sus ocho volúmenes, son un monumento. Y su unidad fundamental, la lógica escolástica, absoluta como un feudalismo.

Es el año de 1909. Se publica la primera obra de don Juan Zaragüeta. Se titula: «Introducción general a la filosofía>. La última, el año de 1949. Se titula: “Balmes, doctor humano”.Zaragüeta se forma en la neo-escolástica de la escuela de Lovaina. Ha nacido en Orio -villa marisma de la noble Guipúzcoa-. Es catedrático de filosofía de la Universidad de Madrid. Cultiva la Psicología, la Pedagogía y la Sociología. Piensa como un filósofo. Discurre como un escolástico. Medita dentro de un templo abierto al sol. Y venera la filosofía.

Con los filósofos, piensan también los músicos. Escriben meditando en la música. Y mientras los Ayuntamientos abren la aritmética para salvar el derecho administrativo, los grandes compositores colocan la belleza, en las venas del pentagrama. Usandizaga asciende a las tablas del Liceo de Barcelona. “Las golondrinas” es la lírica que le da derecho a figurar en el mundo teatral de las óperas. Y Mendi-mendiyan» ha dado a su país el alma de una música que es un jardín florido, al pie de la montaña vasca. Guridi da con el amor a la tierra, la romántica expresión del sentimiento en su «Caserío». Y el Padre Otaño nace en 1880. Es la fecundidad, la organización y la música religiosa a raudales, en una obra que es ejemplo insuperable de grandiosidad y de inspiración. Iniciativa suya, la Escuela Superior de Música Religiosa. Y mientras toda esta actividad de pensamiento y de expresión se manifiesta a través de la vida nacional, la ciudad de San Sebastián trabaja incesante por su engrandecimiento.

Ya he comentado en el capítulo anterior, el gran acierto de la construcción del paseo del Príncipe de Asturias en la era moderna; como lo fué a mediados del siglo XIX el bellísimo, de la Alameda o Boulevard. Y el hombre no obra solamente por la razón, sino por el sentimiento. Pocos Ayuntamientos sintieron con alma más positiva, el engrandecimiento de la Ciudad. En las principales capitales europeas, existe un pensamiento primordial. El de embellecerlas. El de cuidarlas. 

La ciudad de San Sebastián seguía, atento el problema del monte Urgull. Había que llegar a su posesión y a su dominio. Entre tanto, las noticias que circulaban por la Ciudad, eran las de ambiciones particulares de Sociedades explotadoras de todas las bellezas urbanísticas. Y es entonces, cuando el Ayuntamiento intensifica su celo y su actividad, sin descanso. En varias reuniones que se sucedieron, toma el acuerdo de dirigirse al Gobierno. Suplica para que se considerase a la ciudad de San Sebastián, como la Capital, la más interesada en la adquisición del citado monte Urgull. Solicita, que haciendo uso del derecho de tanteo que la ley concedía, concurriera a la subasta, que con aquel fin, pudiera anunciarse. Todavía se suplicaba gestionar con la superioridad, sobre las compensaciones que pudiesen llegar a este resultado.

Pues bien. Nos hallamos en el año de 1921. Este año es uno de los veraneos más fecundos. La Ciudad, por su progreso, es un ejemplo de trabajo y buena administración. El 29 de julio de 1922, se inaugura ya el Kursaal. Y el 8 de junio de 1921, se aprueba aquella Ley, por la que se concerta con el Ayuntamiento en escritura pública, otorgada ante notario de esta Ciudad, el 24 de agosto del mismo año. ¿Podemos conocer quién ha sido el notario que otorgó tan histórica escritura? No hay duda que fué don Emilio Fernández Sánchez.

Su articulado no puede ser más generoso para los intereses de la ciudad de San Sebastián. Pero no existe la misma seguridad, sobre el cumplimiento por parte de los Ayuntamientos, de las condiciones que se estipularon por ambas partes.

Era el reinado de Alfonso XIII. Seguía veraneando en la ciudad de San Sebastián, en el palacio de su Real propiedad de Miramar, la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena. Un hombre

civil como el Vizconde de Eza, es Ministro de la Guerra. Y era Gobernador Militar, un familiar mío: el Excmo Sr. D. Arturo de Querol. Al frente del Gobierno, el primer ministro del Rey, don Eduardo Dato; Obispo de la diócesis, el que es hoy de Madrid y Patriarca de las Indias Occidentales, el Excmo. e Iltmo. señor don Leopoldo Eijo y Garay. Es insigne teólogo: Elocuentísimo como orador. Varón de las más altas prendas de sabiduría y santidad. Dos veces académico.

Yo ocupaba en aquel momento histórico un escaño munícipal, con don Felipe Pérez Ormazábal y Eizaguirre. Antes de ascender a él, redacté por indicación de mis amigos políticos y en forma de manifiesto, el programa electoral (¹). Se difundió por toda la Capital. Y era Alcalde-Presidente de la Corporación, don Pedro Zaragüeta.

Pues bien; con toda aquella unidad de criterio, aparece el otorgamiento de la escritura con su artículo primero, que dice lo siguiente:

«Se autoriza al Ministro de la Guerra para concertar directamente con el Ayuntamiento de San Sebastián, en el improrrogable plazo de seis meses, a partir de la promulgación de esta Ley, la enagenación del monte Urgull y propiedades del Estado afectas al ramo de Guerra, sitas al pie del mismo, en la calle 31 de Agosto»,

¿Cuál fué el valor de la finca, propuesto por el ramo de Guerra? Pues no fué menor al de un millón quinientas mil pesetas. Y en esta enajenación, se consideraban incluídas, todas las edificaciones y el arbolado comprendidos en dichos terrenos, y la instalación para la subida de agua. Pero quedan excluídas, la torre del vigía. La caseta de carabineros. El terreno conocido por “tumbas de los ingleses”. Las edificaciones que están declaradas monumento nacional. Y la parcela de terreno que se ha concedido al Ministerio de Marina, para la instalación de una atalaya, con el correspondiente camino de acceso a la misma.

Y viene la segunda parte, o sea el segundo artículo. Vamos a ver si esta se va cumpliendo en sus obligaciones tal y como quedó estipulada en el momento de la enagenación. Dice el segundo artículo. Es de una claridad que no admite duda. Por lo tanto indiscutible.

«El Ayuntamiento destinará precisamente, que quiere decir “obligatoriamente”, "forzosamente", "necesariamente", "sin discrepar en nada", el monte Urgull, a jardines, parque y servicios de uso público o de interés general. Y únicamente podrá enagenar como crea conveniente, los solares resultantes de los terrenos que actualmente ocupan las edificaciones militares, sitas en la calle 31 de Agosto. Y esto; una vez hecha la agrupación necesaria para urbanizar y embellecer aquella parte de la Ciudad». Sigamos adelante.

El asunto no puede ser más interesante, para el presente y porvenir del monte Urgull. Y el artículo 3.0, dice lo siguiente: «El pago de la enagenación, se efectuará, cuando recaiga el obligado concierto ,


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